Sobre Mi

Mi nombre es Roberto y desde muy pequeño sentía en mi cuerpo una inmensa conexión energética con algo "superior" que me resultaba muy difícil de poder explicar y entender.

A los 11 años quedó marcado mi camino espiritual y en homenaje a Doña María pongo en mi perfil la foto de adolescente en recuerdo de mi iniciación espiritual. Doña María, vecina y amiga de mi familia fue la primera en descubrir algo diferente en mi. La mantengo presente en mi mente, mujer de unos 70 años, alta, delgada, mirada bondadosa y profunda, llevando el luto por la muerte de su marido; medias negras, vestido y pañuelo negro en su cabeza. Entre sus manos siempre una biblia y su rosario. 

El día que saqué esa foto de adolescente, al llegar a mi casa me dijo: "hoy te voy a enseñar a sacar almas del purgatorio, pero tu misión en este plano llegará mucho más allá".

A los 11 años no comprendía su significado, pero hice las invocaciones que me había indicado y ¡¡¡resulto!!! No fue imaginación, pude comprobar realmente que se podían sacar almas para liberarlas de su sufrimiento.

Si bien siempre estuve cerca de actividades religiosas, dado que fui 2 años monaguillo y además participaba en los grupos católicos del seminario Antonio Devoto; esa experiencia me hizo sentir más cerca del poder celestial de Dios.

Terminé la secundaria en un colegio industrial, e ingrese en la UBA para realizar la carrera de medicina motivado en conocer el cuerpo físico y su relación con las enfermedades. En mi adolescencia los domingos jugábamos al futbol en el seminario y cuando alguien se lastimaba, instintivamente mi mente pensaba que su dolor le desaparecía poco a poco y ¡¡¡resultaba!!! Pero a la noche al acostarme mi cuerpo sentía el dolor en la zona en que había sido golpeado mi compañero. Eso me inhibía y me llevaba a mantener mi secreto de sanador.

En una de las clases de anatomía en el subsuelo de la facultad, tenía entre mis manos un fémur y mirándolo fijamente me vino a la mente la imagen de Doña María, recordándome la actitud de un compañero mayor del seminario, al que le faltaban dos materias para recibirse de médico y abandono la carrera para volcarse de lleno a su verdadero vocación de servir a Dios siguiendo su carrera de sacerdote.

La voz de Doña María resonó en mi cerebro, "naciste para sanar a través del alma".

Dejé medicina y realicé la carrera de higiene y seguridad en el trabajo y también la licenciatura en relaciones industriales. Ambas carreras me llevaron a contactos más profundos en las relaciones interpersonales y de grupo. Con el correr del tiempo fueron apareciendo señales que me hicieron abrir la mente e incursionar en cuanta técnica de sanación y de control energético aparecía, adquiriendo conocimientos en talleres, cursos, postgrado y máster de todo tipo, entre ellos inteligencia estratégica, reiki en todos sus niveles y maestría, sanación pránica en todos sus niveles, superbrain yoga, constelaciones familiares, radiestesia, auriculoterapia, registros akashicos, sanaciones ancestrales, sanaciones de los esenios, budismo, kabala, cristianismo, chamanismo, munay-ki, Amadeus, apertura del tercer ojo, ángeles, biocodificación, nueva medicina germánica, 5 LB, flores de bash, etc.

Lo que realmente marcó el inicio de mi servicio de sanación hacia los demás fue la enfermedad de mi madre. Ella siempre padeció serios problemas físicos en su columna vertebral que le impedían moverse sin dolor. Fueron varios años de tratamiento pero a futuro su movilidad dependería de una silla de ruedas. En abril del año 2018 recibí una llamada de mi madre que se encontraba tendida en su cama sin movilidad en su cuerpo, sus miembros inferiores y mucho dolor. Fuimos a verla, acerqué mis manos a sus piernas y las mismas comenzaron a moverse continuamente sin que ella misma las pudiera controlar. Mi esposa y mi padre no podían entender lo que estaba sucediendo. A partir de ese momento, mi madre se pudo levantar, caminar y moverse sin dolor. Y comenzaron sus preguntas de cómo lo hice, desde cuando, etc. Me abrí y les conté algo que siempre tuve guardado en mi interior.

A partir de ese momento, mi madre muy religiosa, me pidió que empezara a ayudar a quien lo necesitara y comenzó a enviarme amigas que concurrían con ella a la basílica San Antonio de Padua. Le prometí a Dios que si se recuperaba haría sanaciones por el término de 5 años a todas las personas que lo pidieran y necesitaran sin pedir nada a cambio, simplemente llegar a cada alma para mejorar sus condiciones de vida. 

Así fueron del boca a boca casi 8000 sanaciones de personas entre Argentina, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Cuba, México, España, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y Turquía.

En Semana Santa del año 2023 se cumplieron los 5 años prometidos y durante ese fin de semana, a las 3:30 de la madrugada como suele sucederme con frecuencia me bajaron dos mensajes; uno de mi madre asociado a Dona María "Tu misión en este plano es seguir haciendo sanaciones y canalizaras un método para trasladar esa apertura de luz a mucha gente". Ante ello gestione la realización de dos estudios ante reconocidas profesionales y tanto en el informe numerológico como en la carta astral quedó marcada mi misión en concordancia con los mensajes recibidos para seguir en el camino de la sanación y la espiritualidad.

Increíblemente, cada vez que me vino la idea de dejar de hacer sanaciones me llegaron las señales, incluso desde de la propia naturaleza, a través de los árboles o de un doble arcoíris para trasmitir la energía vibratoria de sus colores.

Podría completar varias páginas con testimonios milagrosos, no lo creo necesario, ustedes mismos lo irán comprobando.

Un abrazo con el corazón.

Lic. Roberto Juiz Diéguez

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